Catamarca letras

sábado, agosto 26, 2006

Despedida

DESPEDIDA


Querido Amigo:
Te escribo esta carta, aunque ya sabemos los dos que será la última que te escriba, pues estás por partir.
Ya me has contado que al enterarte, comenzaste a hacer revisión, a mirar en forma retrospectiva. Que has logrado dibujar en tu mente el mapa de la corta vida que has llevado hasta ahora. Sabes que tus próximos pasos serán pocos.
Recuerdo la imagen de tu mamá, cuchillo en mano, untando dulce en el pan que nos serviría como merienda, junto con la taza de chocolate que aún hoy sigo saboreando. ¡Qué estampa de vida familiar y de amigos!, niños todavía. Creo que allí nació nuestra amistad.
Fue por el libro de Rosita que empezamos a pelear aquel día, la única vez, y en medio de la lucha comenzamos a reírnos. ¿Por el libro o por Rosita?. Creo que nunca revelaremos este secreto.
Quisiera detener esta despedida, para que deje de ser tal, Amigo.
¿Qué potestad pudiera tener en mis manos?. Salvo hablar con Dios, que me deje ser instrumento para que este final, previsto ya, cambie de curso.
Quizá logres romper esta cadena, la que te tiene atado al mundo. Quizá logres la libertad, esa que nos motivaba en nuestra temprana juventud. O quizá logres, tal es mi anhelo, que volvamos a jugar como niños otra vez.
¡No quiero que te vayas, Amigo!. No sé por qué. Si es porque temo quedarme solo o por que te envidio.
Pegaré una estampilla en el sobre, para que reavive el recuerdo de esta ciudad, la que tanto te gusta, la que llevas grabada en tu retina.
No te aflijas por tu mamá, ella está bien y yo la cuidaré, le ayudaré con sus cosas. Además está ese dinero que ahorraste cuando trabajábamos juntos, hasta tu accidente. Sabes que la quiero mucho.
Nunca pensé en decir estas palabras pero..... No puedo dejar de expresarte mis sentimientos. Aquí la vida continúa, las cartas están echadas sobre la mesa. Debes partir y debes hacerlo con tranquilidad, hermano. Una parte de mi corazón irá contigo, otra me acompañará hasta que tú me hagas llamar.
Necio soy al decirte que nos cuidaremos en este mundo. No me doy cuenta que tú serás el que nos ampare, pues llegarás antes y más cerca de Dios que nosotros.
Beberás la miel, dulces serán tus días.
Te cuidarán luego que zarpes. No más dolor ni angustias, tendrás alivio en tu conciencia, beberás la más pura de las aguas y podrás aliviar el dolor de tus heridas.
Ya no lidiarás más con trapos, para limpiar vidrios. No más armarios que ordenar ni sillas que reparar, ni puertas que cerrar. Ya no irás a rezarle a la Virgen, pues con ella estarás. Ya no más mirar la hora en el reloj, ya no más limpiar el piso del café.
Todo para tí será de maravillosos colores: Azul... rosa... verde..., que podrás ver con su verdadera belleza.
Hermano, amigo, ya no me queda más por decirte en esta breve despedida, que no podrás leer, pero sin duda motivará en ti estas palabras:
Gracias Mamá por leerme la carta de Juan.




Tu amigo Juan