Catamarca letras

sábado, diciembre 09, 2006

Alfredo

¡Sólo tenía que decirlo una vez! Nada de pararse frente al público, debía “cantar”, así, en voz baja. Sólo un nombre. Sólo eso, en voz baja, tres nombres. Yo le dije que tenía que hacerlo y no me escuchó. No cantó ni habló, no dijo nada, sólo ¡Ay! Cada vez, luego dejó de decir ¡Ay!

- Se puso a hablar en chino básico. ¡Qué se yo! Decía de los protones y los electrones. Lo dijo tantas veces que me lo aprendí de memoria.
- ¿Dónde fue que pasó esto?
- Acá nomás, en San Martín
- Siga, siga contando que yo anoto
- Y bueno… lo tenía en una piecita, medio muerto de hambre para ver si aflojaba un poco, pero el tarado lo único que hablaba era de las macromoléculas y no sé que más de los polímeros. Le dije que se deje de hacer el tonto, que sino me iba a calentar le metería ya sabe por dónde las macromoléculas esas. ¿Ud. se cree que me dio bolilla? ¡Ni ahí! Yo le preguntaba de una cosa y él me contestaba de otra.
- Química
- Química, sí, ni más ni menos. Me hablaba de química… ¡A mí! “Siempre sirve para algo el estudio”, me maquinaba la vieja y yo me reía de la pobre boluda. El asunto es que el pibe era responsabilidad mía y yo algo le tenía que sacar, así que le mostré un alicate, lo senté y le dije que sino cantaba… ¡Chau dedito! ¿Y que hizo el pelotudo? Siguió con los protones y los neutrones. Se puso a decir tantas boludeces que tuve que ordenarle que se callara. ¿Sabe qué me dijo?, me dijo que él era muy locuaz y como no entendí un pomo le grité adentro de la oreja “¡Dejate de embromar y decí un nombre!”. Lo vi mal, pálido, flaco, cansado, chupado abajo del bigote negro, pensé que había aflojado cuando me dijo: “Avogadro”
- Pero Avogadro fue…
- ¡Se me cagó de risa en la cara, el muy hijo de puta!, y eso que le había cortado un dedo. Lo miré, después que me dijeron boludo, le mostré de vuelta el alicate y le escribí en un papelito que le quedaban 19 dedos más, así que mejor que me diera bolilla, sino la iba a pasar mal.
- ¿Fue esa la única vez que él lo miró a los ojos?
- No hizo falta ninguna más. Se me quedó grabada. Me miró y no me habló de química, me habló de Freud y del Borda. Al final me lo sacaron al pibe porque aunque ya no podía caminar, nunca soltó un nombre, ni siquiera el del pibe que lo fajó a los doce. Nada che, sólo moléculas y el H20… ¡y la puta que lo parió!.
- De él nunca se supo nada, en cambio Ud…
- Sí, yo en el Borda.
- ¿Y cómo se llamaba el químico ése?