Catamarca letras

viernes, septiembre 01, 2006

Postales

Neuchatel, 22 de Abril de 2006

Querida Analía:

Te sorprenderás sin duda de recibir la presente. Dirás que te he olvidado, que mi viaje me alejó tanto que ya no te recuerdo. Sin embargo hoy hago “este esfuerzo” y te escribo.
Espero que te encuentres bien en nuestra querida y para mí un tanto lejana Catamarca. Aún desconozco si te has casado y si no es así, pues deberías hacerlo.
La “bella Analía”, ¿recuerdas el texto del protector de pantalla de la computadora?. Nunca fue mentira lo que escribí, si no la más pura verdad, pues de tus ojos se desprendía la belleza que tu interior albergaba y que intuyo aún lo hace. Me gustaría ver una fotografía tuya actual con tu esposo.
Al mencionar el tema de la fotografía, te comento que acabo de recibir postales de parte de mi familia y me gustaría compartirlas contigo. Algunas fueron tomadas antes que yo deambulara por esos lugares y otras después, sobre todo en mi época de adolescente. Recuerdos, imágenes, añoranzas, nostalgias. Sentimientos verdaderamente profundos me producen estas postales viejas, que han logrado retener el tiempo y la belleza de esos lugares que recorrí y que hace tanto tiempo no visito, hoy lejanos.
Postales que traen recuerdos reflejando aquellos tiempos, que no han registrado los cambios. El campanario de la iglesia, los campos cultivados cuyo verde se imagina sobre el fondo del paisaje en blanco y negro, la plaza principal con sus calles arboladas y llenas de flores y el Sol dando luz y calor.
Bajo mis párpados y “veo” que la fotografía ha logrado despertar mi memoria, ahora puedo apreciar esta postal perenne que ha impactado la retina de mis ojos de niño capaz de asombrarse.
Otras postales, más recientes, de allí donde tú estás pero que sin embargo no te han retenido. Y al igual que cualquier postal no han logrado ser más que testigos mudos de un lugar turístico, bello por cierto, pero inanimado por no ser capaz de reflejar el esfuerzo, el dolor, las alegrías y todas las cosas propias de un pueblo, de un grupo de familias y de lo que significa la vida de esas personas. Postales, que a pesar de ser bellas no pueden grabar momentos especiales, pecan por ser incompletas. Nadie puede asegurar que en el instante de tomar esa fotografía no acontecía el nacimiento de un niño o la defunción de un anciano.
Fotos generales, más allá de los sentimientos, pero que también nos permiten frases como “por aquí corría yo, en esta plaza le di el primer beso...”
Tomo algunas postales que tanto tu como yo conocemos, así es que no te resultará extraño que te hable de la plaza de la estación, o de la calle Güemes con el Ancasti de fondo, es decir que podrás imaginar la fotografía que yo veo y describo, pues vives allí. Ahora te invito a que veas otras postales, las de esta ciudad suiza, con el bellísimo lago que lleva el mismo nombre, con sus árboles y sus escalinatas al pie del agua.
El agua, puro motivo de la belleza del mundo, presente en todos estos paisajes, incita a perderse en la paz y el arrobamiento propios de un espíritu que se sustancia con la naturaleza. Y aquí, frente al lago Neuchatel puede vivirse esa sensación, donde uno siente a las Ondinas y a las Nereidas manifestarse, le hacen compartir la magia del universo paralelo en el que viven, le transportan a su mundo y le permiten paladear la felicidad.
Por estas cosas, por tantos cambios que he experimentado es que me comunico contigo. Se que no lo esperabas, pero es difícil olvidar a una persona como tú, y aún a la distancia quise compartir contigo esta nueva postal, esta nueva vida, quise contarte que estamos bien pues sé que te alegrarás de recibir noticias.
Ya sabes que por razones de salud tuve que mudarme a esta región de Europa. Aquí en este cantón suizo pude componerme bastante gracias al clima reinante y la falta de contaminación. No hay mucho donde gastar el dinero de mi jubilación adelantada, así que por ahora alcanza para sostenernos. La familia aún con problemas de idioma pero adaptándose. Viven con nosotros tres hijos y dos nietos, ellos estudian y trabajan en Berna(10), que queda más o menos cerca. Hacemos vida de hogar y como estamos a orillas del lago nos la pasamos pescando.
A sabiendas de que estas noticias alegrarán tu corazón, aprovecho la oportunidad para enviarte un cariñoso beso, te invito a visitarme con tu esposo y ¿niños? y te deseo lo mejor. Hasta pronto.





Armando