Catamarca letras

sábado, septiembre 02, 2006

Josefina Abril

14/03/04

El primer domingo de Julio abrió sus puertas la XII Feria Cultural, nuevamente miles de adictos a todas las disciplinas llegaron para participar de conciertos, conferencias, presentaciones de libros, visitas a salones de artes plásticas, etc.
Se anunciaba una conferencia sobre Josefina Abril, por el historiador Ricardo Scabrini, bajo el lema:”Una mariposa que aletea en América puede originar un tifón en el mar del Japón”
Pronto nos dimos cuenta que no era una alocución más, se trataba de un verdadero transporte al pasado, con una muy bien lograda ambientación de la época y el lugar... de pronto no hallábamos en la Alemania de 1775. Pudimos “ver” el rostro y los gestos de un pequeño niño taciturno, quien jugaba solo en aquellas calles ciudadanas; cómo su mano se alzaba portando una batuta imaginaria, de pie frente a un auditorio formado por árboles, el Rin algunos pájaros... y cerrando sus ojos dirigía frenéticamente una orquesta multitudinaria.
La descripción de Scabrini nos permitió notar la presencia de una bella mujer, de tez ligeramente morena, quien lo observara todas las tardes cuando nuestro pequeño reproducía su imaginaria interpretación.
Pudimos entrar en sus diálogos llenos de ternura y sabiduría. La hermosa muchacha de grandes y expresivos ojos negros hablaba con dulzura y fueron éstos elementos los que atraparon definitivamente al pequeño. Ella le habló de música, le enseñó música. Los primeros garabatos que vio el niño, trazados finamente sobre un sendero cercano al río, fueron notas musicales dibujadas por su hada. Fue la que lo tomó de la mano para conducirlo por el camino de tan hermosa expresión del arte. Le explicó que todos debemos entregar lo que anida en nuestro corazón, que nuestros sentimientos deben ser nobles y que podemos traducirlos en música. Que no necesitaría de una orquesta, que no le sería necesario escuchar la interpretación de sus obras, pues el más mágico y e inconmensurable sonido sólo podría sentirlo en su interior.
Supimos que la llegada de Josefina Abril a la vida del pequeño quedó registrada en una de sus cartas, encontrada recientemente. En ella menciona su agradecimiento, en textuales palabras: “A aquella mágica mujer que me permitió entrar a la música, expresarme con ella, amarla y poderla escuchar en mi mente, ahora que estoy sordo”. De pronto Scabrini nos sacó del mundo mágico en que estábamos: “Señoras y señores, con este breve relato quisimos rescatar del anonimato a quien halla sido quizá la mariposa que aleteó en América: la desconocida, hasta ahora, Josefina Abril. Además debo decir que la carta hallada recientemente lleva la firma, comprobada por expertos calígrafos de Ludwig Van Beethoven. Muchas gracias”.